Carisma compartido
El carisma legado por nuestros fundadores requiere de un soplo creador y a una vida en abundancia. Este don no se limita a los miembros del Instituto, toca a otras personas que se sienten atraídas por nuestro carisma de presencia amorosa y compasiva de Dios providente y de María del Perpetuo Socorro.
Descubriendo el fuego que quemaba el corazón de José Onésimo Brousseau y de Virginia Fournier, los laicos y sacerdotes se unen en su existencia. Reconocen en nuestros fundadores un camino espiritual para sus vidas. El rostro de Dios providente, el de Jesús servidor y de María del perpetuo socorro encienden en ellos el deseo de la contemplación y del servicio a las personas despojadas de su medio de vida y de su trabajo.
Desde la fundación de la Asociación Perpetuo Socorro en 1989, religiosas y personas asociadas caminan unidas en el corazón del carisma, en el reconocimiento de una misma familia espiritual. Hoy, esa familia espiritual NSPS forma un gran árbol compuesto de dos ramas autónomas: religiosas y asociados/as. Sus ramificaciones se extienden de Quebec hasta África, América del Sur, América Central y el Caribe.
Misión de evangelización
MISION DE EVANGELIZACION
de las hermanas de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
en sus dimensiones espirituales, comunitarias y apostólicas
Nuestro apostolado, es ir por toda la tierra,
es hacer lo que hizo el Hijo de Dios:
Llevar fuego a la tierra, inflamar los corazones del amor divino.
(J.-O. Brousseau)
El grito de fe que está presente en el nacimiento de nuestra congregación, en 1892, atravesó las décadas y los océanos. Brota del corazón profundamente misionero de José Onésimo Brousseau, este grito es el eco de aquel que Jesús exclamó en la cruz: «tengo sed». Se expresó en su sed de ayudar y de evangelizar a los pobres de su medio. Virginia Fournier, habitada por una gran esperanza contra toda esperanza, compartía la misma pasión. Mujer de fe y de servicio humilde, ella tenía un sólo fin: hacer la voluntad de Dios y consagrarse al servicio de los desposeídos.
Así, modelados por el amor de Dios, nuestros fundadores vivieron en una confianza inquebrantable y un abandono total a la Divina Providencia. Los dos tenían un sólo corazón para ayudar a los pobres. Compartieron sus preocupaciones y sus sufrimientos aportándoles ayuda y consuelo.
De su experiencia espiritual y misionera germinó nuestra congregación cuyo fin es aportarles un socorro perpetuo a los pobres y a los desposeídos. Insertas en la acción de la evangelización de la Iglesia, nuestra misión se plasma en obras educativas, de pastoral, de asistencia a las personas envejecientes y de presencia entre las gentes heridas por la injusticia y privadas de su dignidad.
Unidas en la fe y el amor de Dios Providente, las hermanas de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro comulgamos con la misión de Cristo, que vino a servir y dar su vida por los suyos. Formamos comunidad para vivir y testimoniar la » presencia amorosa y compasiva de Dios » por nuestra vida fraterna y por nuestro apostolado. Alimentadas de la devoción filial a María, Nuestra Señora del Perpetuo, ponemos nuestra vida al servicio de los pobres de nuestro tiempo, a la manera de Jesús.
Hoy, laicos de diferentes países forman con nosotras la » familia espiritual de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro « . Juntos, nos comprometemos, según nuestra vocación específica, a continuar la misión de evangelización legada por nuestros fundadores.