« Los pobres son puestos bajo sus cuidados y serán las protectoras de los huérfanos ».
Ps, 10,14
En respuesta a las necesidades de los pobres, los ancianos y los huérfanos, el Padre Brousseau busca religiosa para ayudarle en sus obras. El llama a varias comunidades, pero en vano. Sometiendo su petición al Cardenal Taschereau, éste respondió: « Haga las hermanas usted mismo, esta será la mejor manera de encontrarlas ».
Con « un dólar » en el bolsillo y la fe absoluta en la Divina Providencia, continuó sus proyectos. Integró a las cuatro primeras religiosas, entre ellas, Virginia Fournier (Madre San Bernardo) que será la piedra angular de la nueva congregación, llamada Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (NSPS). Es así que el 28 de agosto 1892, estas cuatro servidoras visten el hábito religioso y se le dio un nuevo nombre como se acostumbraba en esos tiempos.
El fundador acompaña la joven comunidad en sus primeros pasos. Con la fundadora, él redacta las primeras constituciones de 1894 y le da a la institución su orientación misionera. Juntos, siembran en el corazón de las hermanas la confianza y el abandono en la Providencia.
« Su lema, dice el Padre Brousseau, es Dios Proveerá. Tengan siempre una confianza inquebrantable en la Divina Providencia que las sostiene como una madre. »