Abrazar el futuro con esperanza
En Québec, en este 21e siglo, el concepto de la religión ha cambiado, pero las necesidades de sentido a la vida siempre se hacen urgentes. Atenta a los signos de los tiempos y abierta a las interrogantes de un mundo en cambio, la comunidad se prepara para acoger el futuro con su originalidad y su novedad. Entra en esta nueva era con la intención de continuar de modo creativo y según sus medios, su misión de evangelización. También poner el acento en la interculturalidad en seguimiento de su finalidad misionera.
La presencia pastoral y misionera de las religiosas se adapta a la realidad del instituto y del mundo. Esta presencia se vive tanto en parroquia como en un servicio comunitario o en la cama de la enfermería. Cada una es consciente que está en misión por su actitud de presencia amorosa y compasiva cerca de la gente que encuentra, acoge, visita, cuida y trabaja en los diferentes servicios de la Casa madre, así como en otro lugar.
Otro espacio de esperanza que abre surcos de creatividad y de comunión es la misión compartida con laicos, organismos y otros institutos. Gracias a la complicidad entre personas voluntarias y religiosas, la obra de evangelización en el Lago Verde en San Damián, emprende su vuelo en el 2009. En el corazón de estas colaboraciones aumenta una espiritualidad de compartir, de humanidad y de amor fraterno.
La comunidad vive una etapa de transición. Varios desafíos se le presentan, entre ellos están la dimensión misionera e intercultural. Las hermanas avanzan en edad pero otras, proviniendo de siete nacionalidades diferentes, hacen frente a la misión. Este relevo nos dinamiza y nos impulsa hacia adelante.
Deus Providebit !