No hay edad para estar en servicio. Poco importa el lugar donde las hermanas se encuentran, en salud o en la enfermería, su aporte personal se vive según su capacidad y su talento.
Enfermas o ancianas, encontramos en la oración y el sufrimiento, la ocasión de hacer de nuestra vida una unión profunda con Cristo ofrecido para la salvación del mundo. (Constituciones, no 129)