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San José

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Siendo una comunidad mariana, nuestra primera devoción está ante todo consagrada a la Virgen María, bajo el dulce vocablo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

La historia confirma sin embargo la gran devoción de nues-tros fundadores hacia otros santos y santas, en las cuales están san José. En los Anales de la congregación, encontra-mos desde el principio de nuestra existencia, hechos que lo prueban.

En noviembre de 1898, le pedimos con fervor una estufa a santo José. Esta demanda es otorgada en 1902. En conse-cuencia de este acontecimiento, nuestros fundadores le instauran un culto a San José.

El primero de mayo de 1908, san José queda establecido como protector de nuestras casas. En 1924, nos asociamos a la fiesta del 300 aniversario de San José como patrono de Canadá. Una estatua de San José, bendecida por Monseñor Plante, está colocada frente a la fachada exterior de la capilla el 13 de octubre de 1938.

Para su fiesta oficial, el 19 de marzo, la comunidad efectúa una procesión con la estatua de San José. En la actualidad se celebra una misa solemne en su honor. En la Casa Madre, la lectura espiritual de cada día se acaba invariablemente por: « Acuérdate San José »:

Acuérdate muy casto Esposo de la Virgen María, San José, mi amable Protector, que jamás se ha escuchado decir que alguno de los que invocan tu protección e imploraron tu socorro, se haya quedado sin consuelo. Lleno de confianza en tu poder, vengo en tu presencia y me encomiendo con fervor. ¡Oh! No desprecies mis oraciones, Oh, tú que eres llamado padre del Redentor, Escúchanos favorablemente y dígnate concedérnoslo. Amen.

Tenemos una gran y verdadera devoción a San José y nos gusta concederle una atención totalmente particular antes de su fiesta, el 19 de marzo, ofreciéndole una novena. Si usted tiene una intención particular para confiarle, no vacile en unirse a nosotras para recitar esta oración durante nueve días, es decir del 10 al 18 de marzo. No hay duda que le concederá las gracias que usted necesita.

 

Novena a San José

Glorioso San José, esposo de María,

Concédenos tu protección paternal,
te suplicamos por el Corazón de Jesús, el Cristo.
Tú, que eres atento a todas nuestras necesidades
y que sabes hacer posibles las cosas más imposibles,
abre tus ojos de padre hacia las necesidades de tus hijos.
En las dificultades que encontramos,
Acudimos a ti con toda confianza.
Haz que encontremos la valentía y abandono
a la Providencia en todo tiempo.
Que tu ayuda nos sostenga,
para la gloria más grande de Dios
y la felicidad de tus hijos. Amen

Buen San José, ¡Intercede por nosotros!

 

Otra oración a San José

Tú que supiste rodear tan bien a Jesús y a María cuando estaban cerca de ti,
protege nuestro país, vela sobre nuestra familia,
sobre los jóvenes, los niños, los desalojados, las personas en soledad.
Sé nuestro intercesor cerca del Padre y cerca de su Hijo Jesús
para que la paz reine en el mundo,
para que los dirigentes todos pongan por delante la justicia, la rectitud, el bienestar de todos
y que cada uno viva en la dignidad.
Te lo pedimos por Jesús tu Hijo muy amado y nuestro hermano. Amen.

(Fuente: oratorio san José de Quebec, el 16 de febrero de 2000)