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Mendigo de los pobres

« Para el  consuelo  de los pobres que son los miembros sufreintes de Jesucristo , mis largas caminatas son verdaderos viacrucis ».
José-Onésimo Brousseau

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José Onésimo Brousseau mendigo de Quebec

 

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Bolso de mendigo

Para sudvencionar sus obras, el Padre Brousseau no vacila en hacerse mendigo. El extiende la mano por los pobres y a partir de 1896 se convierte en « peregrino casi constantemente en el camino ». Recoge limosna de sus feligreses y de los habitantes de los pueblos cercanos. Estas colectas le conducen igualmente a través de la basta Diócesis de Quebec. Por todo, viajó por más de 170 pueblos durante unos veinte años.

Por las calles, tocaba de puerta en puerta, hasta el punto de dislocarse las coyunturas de los dedos.

Las pruebas no faltan: accidentes de viaje, tormentas, malas carreteras, fatiga y humillaciones. Su compasión por los desamparados lo lleva a pedir limosna para ayudar a los más pobres.

Este infatigable mendigo de los pobres sufrió penas y luchas sin apartarse ni un instante de su confianza en Dios.

« Caridad para mis pobres y mis huérfanos, humildad y confianza en Dios! ».

José-Onésimo Brousseau